Wednesday, April 09, 2014

Arte Visuales y Mercado en Argentina: 3 Reformas Necesarias

La siguiente nota aporta ideas para 3 proyectos de ley que de aprobarse intervendrían de manera efectiva en la realidad que los artistas vivimos en el día a día. Los ejes son, obviamente, tres: 1) Modificar las trabas a la exportación de obras de arte diferenciando entre artistas vivos y artistas muertos, 2) Monotributo para Artistas Visuales acordes a las particularidades de su actividad, y 3) Regulación del Mercado del Arte.

Intro

En la actualidad coinciden varios factores que hacen que la vida del artista deba transitar por el camino de la informalidad laboral y económica. Las reglas de "hecho" de la actividad hacen que el artista deba tranzar en ciertos principios básicos que hacen a su auto-respeto (comisiones del 50%, galerías que venden en negro, por solo dar dos rápidos ejemplos) si es que quiere poder ser parte del sistema y moverse, y si intenta hacerse respetar, bueno, simplemente se queda afuera. Es por eso que el artista por lo general o da clases en su taller, o es docente en escuelas, o da clínica para colegas, o trabaja de otra cosa. Obra social? jubilación? ni hablar, salvo que otro trabajo se lo otorgue. Si tiene la suerte de vender bien, todo ese capital ingresado en negro, lo deja en una situación de informalidad similar a la de un narco, no tiene como justificar sus ingresos, y si quiere comprar un auto, o un inmueble, se le complican mucho las cosas a la hora de explicarle a la AFIP de donde salio todo ese dinero.

Hablar de agremiar, o agrupar, a los artistas para que por si mismos se defiendan resulta complicado: no existe algo parecido a una conciencia de clase, ni hay acuerdo entre ellos respecto a como encuadrar la actividad. ¿Son trabajadores?, y el patrón seria la Galería con el cual debería haber firmado un contrato laboral que hoy por hoy no existe, ¿o son Profesionales Autónomos como los de cualquier otra de las profesiones liberales? Cada vez que alguien intento juntar a los artistas, este debate, con todas las variantes que existen de izquierda a derecha, termino haciendo explotar el intento. Es que se trata de una actividad tan particular que es difícil encuadrarla como una u otra; mas bien es un poco de cada una, y por ende reclama entidad propia. No hay contrato de trabajo, ni relación laboral, que permita crear realmente un gremio y exigirle al ministerio de trabajo la personería, y en honor a la verdad, cuando un sector plantea esto, otro sector que por cuestiones de ego y auto-estima considera que ser un "trabajador" es algo "bajo" o "malo", rompe el encuentro con sus aires liberalistas en los cuales se pondera una autonomía o libertad ficticias que en realidad no sirven para otra cosa que para que los intermediarios nos exploten y estemos siempre caminando en la cornisa. Obviamente, cuando el intento de agrupación viene desde ese otro lado, lo que se intenta es armar agrupaciones profesionales, pero las hay tantas, tan diversas, y tan miopes, que a pesar de su cantidad de socios nunca logran abarcar con claridad la situación del artista en la actualidad, y sus esfuerzos no llegan mas allá de lograr meter uno o dos veedores en un salón para controlar que no haya "fraude". Así el tiempo pasa, los intentos naufragan, y los intermediarios siguen de fiesta.

Lo relatado en el parrafo anterior se repitió punto por punto, como si de un guion se tratara, en las reuniones que se realizaron durante el 2013 en la Universidad Metropolitana del Trabajo y el Empleo (UMET) para debatir el proyecto de "Jubilación para Artistas", y desde las cuales termino surgiendo la UNAV (Unión Nacional de Artistas Visuales) luego de que una buena parte de los convocados se retiraran, a los gritos o decepcionados, de las sucesivas reuniones. Dentro de los que apuntaban a una visión de Gremio hubo choques entre el troskismo (representado por el Frente de Artistas), que pugnaba por asambleas de base y democracia sindical, con los referentes del Sindicalismo Burocratico que eran quienes coordinaban la mesa y tenían todo listo para auto-designarse como los capos del Gremio e ingresar en la CGT. Por otro lado AAVRA (Asociación de Artistas Visuales de la República Argentina), con su postura profesionalista, no coincidía en absoluto con que el artista fuera un trabajador, al contrario, se trata de un profesional autónomo iluminado vaya a saber por la gracia de qué deidad, y que obviamente no podía revolcarse en el fango del sindicalismo que lo arrastraría indefectiblemente hacia el terreno de lo popular que tanta alergia le da a a esas "señoras bien" que hacen "arte" porque tienen plata en demasía, y tiempo de sobra. Dado lo infructuoso del debate, termino surgiendo una idea "parche" que no hace otra cosa que poner de manifiesto la falta de visión y análisis que tienen los artistas respecto a su propia realidad, y que en caso de aprobarse en el Congreso no sera mas que la asunción de que el mercado en negro es la única posibilidad de venta, que las cosas no pueden cambiar, y que por ende el artista debe si o si ser parasitario del estado.

¿Parasitario del estado?, ¿idea "parche"? exactamente. La brillante propuesta es que la ANSES jubile a 50 artistas por año en base de a su "trayectoria" (abriendo el juego a amiguismos, trafico de influencias, y acomodos a los que ya estamos acostumbrados en las becas y salones). En lugar de plantearse una intervención sobre la realidad que permita al artista realizar su actividad en blanco, sin ser explotado, y pudiendo aportar y jubilarse; se asume que el mismo nunca podrá aportar nada, que el lavado de dinero y negreo de las galerías ésta bien (se lo legitima obturando las necesidades del único agente de cambio posible: el artista), y se lo hace apoyándose en la fantasía auto-masturbatoria de que el artista es alguien tan interesante que el Estado debe hacerse cargo de su subsistencia. Sinceramente no creo que sea una solución seria. Podría funcionar para solucionarle las cosas a quienes, si interviniéramos hoy sobre el sistema total del arte, no llegarían a sumar los años de aportes necesarios; pero tomada de manera aislada, y sin una intervención sobre la totalidad del asunto, no es más que un parche, un poco de caridad para un par de tipos excluidos otorgada con el único fin de que el negocio de los intermediarios siga intacto y nada cambie.

Mi propuesta es otra. Estoy convencido de que, con una correcta intervención del Estado, se puede empoderar a los artistas para que se hagan cargo de sí mismos. Vamos a las tres propuestas.




1) Modificar las trabas a la exportación de obras de arte diferenciando entre artistas vivos y artistas muertos

La legislación de protección del patrimonio cultural actual no diferencia entre artistas vivos y artistas muertos. Esto genera efectos contraproducentes a la hora de la circulación de la cultura nacional y su puesta en valor. Es deseable, y la legislación actual así lo entiende, que el patrimonio cultural nacional sea resguardado, pero no puede imponerse las mismas trabas a la exportación de un Berni o un Castagnino que a la de un artista joven. Mientras que las primeras deben protegerse, la circulación de las segundas debe apoyarse y estimularse para permitir que el artista haga carrera y la cultural nacional se difunda en el exterior. 

Cuando un artista es invitado a exponer en el exterior se encuentra con que para poder enviar su obra debe enfrentarse a una "burrocracia" terrible, que fue pensada para los muertos, y que no lo tiene en cuenta. La obra del artista vivo es tratada de igual manera que un jarrón precolombino encontrado en las ruinas de los Quilmes. Así, descubre que debe realizar el siguiente periplo kafkiano: ir a la Secretaria de Cultura a pedir autorización mediante un tramite, de ahí será enviado al Banco Ciudad a tasar su obra, luego deberá volver a Cultura, de allí irá a la Aduana de Capital Federal a abrir un expediente de exportación, y con ese expediente deberá luego realizar el envió, no sin antes contratar a un despachante de aduana, ya que toda esta vuelta hace que la mayoría de las empresas de Courier internacional no acepten el envió de obras de arte desde nuestro país. En caso de viajar en avión con la obra, deberá contratar a un despachante para que lo acompañe con los papeles a la Aduana de Ezeiza a despachar su valija.

Seguramente, al leer esto, alguien se acordara de que la ley indica que el trámite "es gratuito" e intentara esgrimirlo como argumento, pero es algo que no resiste ningún análisis: es gratuito para el que no labura, vive en Capital Federal, y esta suficientemente al pedo como para ir unas 5 o 6 veces a Cultura a perder el tiempo con el papeleo. Si no vivís en Capital el trámite te implica un gestor, o sea plata. Luego para el envió hay que contratar sí o sí un despachante de aduanas, o sea aun mas plata, y todo para exponer y representar al país, porque no nos olvidemos de algo: mientras para la Aduana el único motivo por el que alguien querría exportar algo es para vender, para el artista, el sólo hecho de que su obra se vea afuera es motivo suficiente para mover todos estos resortes. Esta legislación desalienta al artista, poniéndole trabas y palos en la rueda, que intenta hacer carrera y representar a su país en el exterior.

La cultura “viva”, de este momento, debe ser fomentada a salir del país, a circular, para que sea conocida afuera, y porque también, realizar todo en blanco, es una buena forma de traer dólares a un país que esta con la balanza de cambios al horno y los necesita. Lamentablemente hoy la solución que le queda al artista no es otra que la informalidad, mandar un tubo por $100 declarando que es un plano o un póster, porque pagar arriba de $3000 por enviar una obra es algo prohibitivo que lo deja fuera de competencia. 

¿Cuánto podrían ganar el artista y el Estado, si éste ultimo en lugar de darle la espalda le brindara soluciones y apostara a difundirlo en el exterior? ¿Con cuántos dólares frescos podría el Estado engrosar sus balances si brindara opciones en blanco, y una solución de facturación acorde a las necesidades del artista como indicaremos en el punto 2? 



2) Monotributo para Artistas Visuales acordes a las particularidades de su actividad


En la actualidad, el artista, si quiere facturar, debe enmarcarse dentro de alguna de las categorías de monotributo tradicionales que no están pensada para las particularidades del objeto a facturar. Las categorías existentes de monotributo son pensadas para vender muchas unidades de objetos baratos, y no para vender una obra de 16mil o 22 mil pesos cada cuatro o cinco meses. Para poder dar una factura de 22mil pesos tenés que estar en una categoría de monotributo que es imposible de bancar para un artista, y tratar de dibujarla dando muchas facturas de 4mil durante varios meses no es solución a nada. Es por eso que es necesario un monotributo especial para artistas que permita facturar cuando los caprichos del azar deciden que ocurra una venta, y así poder estar en blanco. 

Hoy si querés estar en blanco, y luego poder jubilarte, no podes. Si podés, nuevamente, caer en la informalidad y pagar la categoría más baja (si es que llegás), y dibujarla como se pueda, sub-facturando o emitiendo facturas simbólicas, pero claro.. si te sale una venta a una empresa que precisa justificar sus gastos estás sonado. 

Entonces, lo ideal es blanquear y listo, que el artista pueda facturar a la medida de la realidad de su actividad, y que así pueda aportar y jubilarse en lugar de hacer inventos como el proyecto de ley de pensión para artistas que de la mano de la UNAV está en el Congreso ahora. ¿Por que? Lo repetimos porqué es necesario ponerle énfasis: porque en ese proyecto de ley en lugar de regularse el mercado del arte (punto 3), y en lugar de proponerse un monotributo pesando para artistas (punto 2), se asume que todo será siempre en negro, que el artista va a ser explotado siempre (se acepta y termina naturalizando esto) y por ende se inventa una pensión para que el Estado jubile al artista sin aportes, en lugar de buscar la manera de que este pueda aportar y de que el galerista que vive del artista ponga su parte. 


3) Regulación del Mercado del Arte

Es urgente y necesario regular el mercado de arte, el vinculo Artista-Galería. Visto y considerando que la competencia no mejora las condiciones contractuales del artista, el Estado tiene que promulgar una ley y meterse en el tema regulando cláusulas legales e ilegales de los contratos, y regulando porcentajes. Adiós a los porcentajes del 50% y a las cláusulas contractuales leoninas. También hay que incluir en esa ley el "suite de droite", derecho del artista a un porcentaje de cada reventa que sea haga de su obra. Esto tiene que ir acompañado de un control estricto para que se acabe el blanqueo de guita y las ventas en negro en las galerías. Sin una intervención fuerte y decidida en esto, el punto 2 no sirve de nada.

3.1) Status Quo del Mercado del Arte

Desde hace un tiempo está instalado, y "naturalizado", que ciertas Galerías "tope de gama" le cobren el 50% a sus artistas. Digo naturalizado porque no se ve por parte de los artistas ningún cuestionamiento serio al respecto; en el mejor de los casos lo aceptan con cierto fatalismo y resignación ("no queda otra", "son las reglas del juego", "sino me quedo afuera"), y en el peor de los casos incurren en la peor de las zonceras: justificar al explotador. 

Las justificaciones que circulan al respecto son esgrimidas, como ya dije, por los propios artistas. En muchos casos las dan sin que uno pregunte algo, o sin que se les haga un cuestionamiento, lo cual deja entrever una marcada necesidad de andar dando explicaciones al respecto y de ponerlo en palabra; o sea: que ahí algo hay. ¿Cuáles son esas justificaciones? La más clásica es que estas galerías de alto vuelo invierten en la carrera del artista, se encargan de mover sus contactos para que su obra sea validada institucionalmente, y cuentan con una cartera de clientes que le permite al artista subir su cotización rápidamente a precios con los que jamás hubiera soñado. El cierre de esta gran epopeya explicativa es: "se llevan el 50% de algo que gracias a ellos ahora vendo 500% más caro, o sea.. de algo que en definitiva yo no tenia". ¿Contundente no?

El problema es que esta explicación no sólo roza lo utópico, o fantasioso, a la vez que valida situaciones irregulares como el trafico de influencias y la manipulación de jurados de salones y concursos --por parte de los galeristas-- en detrimento de otros colegas; sino que también ha venido operando como un obturador para cualquier tipo de debate al respecto. Así nos encontramos con que, en base a esa claudicación primera, los artistas realizaron a cambio de lograr realizar algunas de sus ambiciones menos artísticas, se comenzó a "naturalizar" la situación al punto de que el resto de la cadena alimenticia (galerías menores y otros integrantes de la cadena de intermediarios) comenzaron a aplicar también ese 50% sin ofrecer contraprestacion alguna. Es precisamente ahí donde la mentada explicación hace agua: por cada artista para el cual la explicación se cumple hay otros 999 a los cuales se los usó apelando a una promesa no cumplida; es decir: se logro poner en juego a sus ambiciones y necesidades para abusar de ellos.


Este proceso de progresiva ampliación de la aplicación de ese porcentaje desde las galerías más selectas hacia el resto de la cadena ha llegado en la actualidad al punto de que han aparecido paginas como "la suma de las partes" en las cuales se realizan subastas online sin facturar, sin martillero, sin nada, y en las cuales el artista paga un 50% de comisión cuando si fuera a una casa real de subastas la comisión no excedería del 20% y se repartiría entre comprador y vendedor. Obviamente esas paginas no tienen ninguno de los costos fijos que una galería física implica: no se alquila un local, no se gasta en iluminación, en vermisage, en empleados, en catálogos, etc.


3.2) Por que es necesaria la intervención del Estado para modificar esta situación?

Cuando alguien con un poder real (el acceso al mercado, en este caso) aprovecha el mismo para imponerle condiciones no negociables a alguien que tiene una necesidad (vender, comer, sobrevivir) estamos ante una situación de abuso. ¿Es justificable el abuso? De ninguna manera, y el derecho así lo entiende. Si se tratara de un crédito diríamos que el porcentaje es usurario y que se imponen claúsulas de contrato leoninas ya que las mismas no pueden ser negociadas. Si vamos al derecho del consumidor, nos encontramos con que todos aquéllos contratos pre-moldeados que no son negociables y que soló dan lugar a una "adhesión", son objetables porque dan lugar a abuso.

Cuando un grupo de artistas tranza y accede a este tipo de practicas no soló se esta cagando a sí mismo, también está cagando a los demás, ya que legitima una practica que le será impuesta --y exigida-- como "uso y costumbre" a todos los demás. Por ende, la salida en solitario de este tipo de situaciones no existe: todo aquél que levante la bandera del auto-respeto y la dignidad no logrará mas que una gloriosa auto-exclusión y condena al ostracismo y la falta de mercado. 


Como ya vimos en la introducción a este texto, el status actual de la agrupación o agremiacion de los artistas se encuentra en foja cero, y probablemente continué así de por vida. La salida en solitario, como acabamos de ver, puede ser una linda forma de modelarse éticamente a uno mismo, pero no cambia en nada el panorama global. Dada la situación de abuso existente, y la relación de la misma con el blanqueo de capitales y la evasión impositiva, es realmente urgente que el Estado intervenga para poner fin a estas practicas y regularizar la situación.

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