
De la mano plástica de Scioli viene otra mas en en camino: la prohibición de las golosinas es los kioskos de las escuelas bonaerenses por la existencia de alumnos con exceso de peso. Esta, es a mi entender, es la mas grave de todas.
La escuela, se supone, es un lugar donde ir a aprender, prohibir una situación, es prohibirle a un individuo enfrentarse a ella, experimentarla, sacar sus propias conclusiones, y por ende poder aprender. Entonces si en una escuela vamos a negarle a los chicos la oportunidad de aprender a regular sus comportamientos alimenticios, estaremos educando imbeciles en lugar de ciudadanos, individuos que precisen siempre que el papa "estado" este presente para decirles que pueden y no hacer. Personas carentes de un criterio propio que les permite autorregular sus comportamientos. El resultado? lo veremos cuando el papa "estado" no este allí para decir que hacer, o para controlar.
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