Martín Caparrós 26.03.2008
Se supone que, en los regímenes democráticos, los industriales no les pegan a los obreros cuando quieren pagarles menos todavía: consiguen que sus representantes políticos impulsen una ley que limite los aumentos y que sus cámaras sectoriales discutan el tema con los sindicatos. Se supone que los antiabortistas no andan por ahí matando médicos sino que votan al que les dice que el aborto es caca. Se supone que los que queremos vivir en un país no nos vamos a otro: buscamos partidos y proyectos que traten de convertir a la Argentina en uno.
Todo eso se supone: existe una estructura poderosa, costosísima –un poder ejecutivo, un parlamento, partidos políticos, otros chiches– que mantenemos para que así sea. Para estas cosas se inventó, hace mucho, la política. Para que no haya tractores tirados en las rutas, camiones amenzantes en los cruces, góndolas vacías: para que chacareros y choferes, mercadistas chinos y mayoristas criollos no tengan que dirimir sus diferencias a las piñas, a las patoteadas –y el resto sufra por esas riñas. Para que todo eso se resuelva de un modo más global y más –con perdón– “civilizado”.
Pero eso en la Argentina no funciona: los partidos se representan a sí mismos, los gobiernos trabajan sobre todo para su subsistencia, los ciudadanos los dejamos vivir como un mal necesario –¿necesario?– pero sabemos que, cuando algo nos importa de verdad, lo tenemos que hacer nosotros mismos. Hace unos años les propusimos que se fueran todos; es fácil ver que nos hicieron caso. Se fueron: abandonaron sus obligaciones –sus funciones, lo poco que podía justificarlos– y ahora sí, de verdad, se están robando el sueldo.
Total, cuando algo importa, se resuelve en la calle, y ellos callan.
PD: Y, de todas formas, la política, para algunos, es una especie de dibujo que no define nada: “En política se puede ser peronista, antiperonista, comunista, en política se puede ser cualquier cosa, pero en economía hay que tratar de ser lo más sensato y racional que sea posible”, explicó ayer la señora Presidenta.
http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=1596
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