"El año pasado, al escribir para este catálogo, centraba mi texto en torno a los conceptos de "oportunidad" y "sueño". Con el trascurrir de los días, al menos para mí, casi todo deviene pesadilla. Los agudos y filosos contornos serpenteantes, que la legalidad castradora dibuja a nuestro entorno, habían determinado que las obras de una de las participantes extranjeras quedaran retenidas en la aduana, y que la oportunidad de que el público las observara pasase a constituir casi un acto de complicidad criminal. Lamentablemente no podía hacer como si nada, aun en mi rol de organizador de la sección internacional seguía siendo también un colega y artista, y por tanto ante semejante situación no podía mas que padecerla casi como si una de mis propias obras hubiera quedado atrapada en un país lejano. Estas situaciones que en el mundo del arte ocurren todos los días requieren de una aguda y profunda reflexión, y la idea de MODERNA es la de no solo ser una Feria ("un mercado"), ya que Ferias ya existen muchas, sino un espacio artístico, y como tal también de debate, reflexión y construcción. Este texto intenta aportar al mismo.
La legislación nacional actual, tanto de protección del patrimonio cultural como aduanera, conforma una verdadera “maquina de impedir”. Tanto el intercambio artístico cultural, como el desarrollo y crecimiento de los artistas. Estas leyes que en sus modelos originales (aquí mal copiados) persiguen la protección de las obras consagradas mientras fomentan la circulación de las obras nuevas (diferenciando entre artistas vivos y muertos), aquí obvian esta diferencia imponiendo costos realmente impeditivos e inabordables para los artistas de mediana y corta carrera lo cual les complica de sobremanera el poder exponer en el exterior por sus propios medios, condenándolos a operar en la ilegalidad. Mientras tanto las obras de gran valor que deberían protegerse son sacadas del país por intermedio de favores (en el mejor de los casos) o son carcomidas por el moho y la humedad en los sótanos de nuestros abandonados museos. Y mejor no recordar al reloj de Belgrano, al Quinquela de la Municipalidad de Bahía Blanca, y tantos otros escándalos de un país que supuestamente fue distinguido el pasado año por su iniciativa a la hora de proteger su patrimonio cultural. Si no se permite que nada crezca, y desaparece lo que había, a futuro no habrá nada más que proteger.
A la hora de la importación temporaria para exhibición el problema es el mismo. El papelerío exigido es tal que realizarlo supera ampliamente los costos de las obras recibidas, y en ningún momento se tiene en cuenta que éstas son enviadas mas por el honor que significa exponer en otro país que por la posibilidad de venta. Difícilmente podrá vender a su precio Europeo alguno de los artistas extranjeros que hoy participan en MODERNA, la intención del artista siempre es otra. Primero está el poder expresarse, mostrar, y compartir. Luego si la venta llega bienvenida sea, pero en este caso el orden de los factores si altera el producto. Nuestra legislación no se hace eco de este espíritu que embebe a lo artístico y hace que una obra de arte no sea una mera mercancía más. Creo que como artistas y hombres de cultura deberíamos instaurar esta crítica y abrir el debate pertinente, tendiendo a la rectificación de nuestras normas, y este encuentro de 10 días puede ser un buen comienzo para ello. Sin más, y abierto a sus opiniones..."
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