Tuesday, October 17, 2006
Mariana Carbajal - Las pastillas que no tienen edad
Las pastillas que no tienen edad
La industria farmacéutica facturó el año pasado 150 millones de pesos en estimulantes y otras drogas para chicos, un 50 por ciento más que en 2004. Y ya se pidió un aumento en el cupo para Argentina del metilfenidato, la droga estrella para tratar el llamado ADD. Los especialistas advierten el riesgo de la “medicalización” de la infancia.
Por Mariana Carbajal
La venta de los estimulantes y otras drogas que se recetan a chicos inquietos y desatentos en el aula aumenta sin pausa en la Argentina: la industria farmacéutica facturó en 2005 alrededor de 150 millones de pesos en ese rubro, un 50 por ciento más que en 2004. El principal psicofármaco que se usa para tratar los cuadros diagnosticados con el llamado Síndrome de Déficit de Atención con y sin Hiperactividad (ADD/ADHD, por su sigla en inglés) es el metilfenidato, una droga de acción similar a las anfetaminas, que por su potencialidad adictiva está incluido en el listado de drogas de alta vigilancia controladas por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la ONU. Cada país tiene un cupo máximo de importación de metilfenidato por año fijado por la JIFE. Por el crecimiento del mercado, para el 2007, los laboratorios locales pidieron al Gobierno ampliar esa cuota en casi un 40 por ciento. “El Estado debería explicar cómo una droga que está controlada se vende masivamente”, cuestionó el prestigioso neuropediatra León Benasayag. Mientras crece la polémica en torno de si se trata de una patología inventada por la industria y se alerta cada vez más sobre los efectos adversos en niños del metilfenidato y otros estimulantes, especialistas advierten que la medicación del ADD y ADHD es sólo la punta de un iceberg de una tendencia en aumento de “patologización” de la infancia, impulsada por laboratorios que buscan ampliar un mercado adulto saturado. “Ahora la nueva moda mundial es utilizar antidepresivos en chicos”, apuntó Benasayag.
“En los últimos tiempos observamos asombrados un incremento increíble de ‘diagnósticos’ rápidos, cada uno de los cuales viene acompañado con su respectiva etiqueta y su sigla en inglés: tenemos así las aulas pobladas con chicos con ADD/ADHD, TEA, TOC, ODD y por qué no algunos TGD”, reveló a Página/12 la psicopedagoga Gabriela Dueñas, que se desempeña en varios colegios privados de la zona norte del conurbano. TEA es Trastorno Específico de Aprendizaje; TOC, Trastorno Obsesivo Compulsivo (el que sufre Jack Nicholson en su genial personaje del film Peor imposible); ODD es Trastorno Oposicionista Desafiante, “el chico problema, el cuestionador y desafiante”, aclara Dueñas; y TGD se refiere a Trastornos Generalizados del Desarrollo. La tendencia a rotular y medicalizar a los chicos –agrega Dueñas– se observa en colegios a los que concurren alumnos de sectores medios y altos del Gran Buenos Aires y la Capital Federal. “Al diagnosticar con ligereza estos cuadros les dicen a los padres que sus hijos tienen un problema de base constitucional genético y por lo tanto crónico. El etiquetamiento de un niño tiene consecuencias. La imagen que los otros, particularmente sus padres y maestros, le devuelven de sí mismo durante su infancia y adolescencia sin dudas lo afectará de manera muy importante en el desarrollo de su personalidad y la construcción de su autoestima. Hace unos días la psicóloga de un colegio en el que trabajo me dice sobre un alumno: ‘Tal vez este chico necesite medicación’. El chico pega a sus compañeros. Pero resulta que la hermana mayor, una adolescente malhumorada, tiene autorización de sus padres para fajarlo si se porta mal. La madre, observé, se refiere a él con palabrotas. A mí, el nene me contó que la abuela le recomendó que si un compañero le pega, que él le pegue también y si lo sigue ‘jodiendo’, que ‘le apriete los huevos’. El chico repite lo que vive en la familia pero no necesita medicación”, cuenta la psicopedagoga Dueñas, licenciada en Ciencias de la Educación.
“Nos encontramos con niños que son rotulados y medicados por presentar dificultades en la escuela o en el ámbito familiar de un modo inmediato, sin que nadie los haya escuchado; sin referencias a su contexto y a su historia, sin que se haya realizado ningún intento de comprender sus conflictos ni de ayudarlo de otros modos. Estamos en un momento crítico, porque los laboratorios avanzan en su intento de que todo sea medicado. Lo que está pasando con este tema es atroz. Se medica a chicos chiquitos como si se les diera agua, con una medicación que trae problemas de crecimiento, trastornos cardíacos, aparición de síntomas psicóticos”, señala Beatriz Janin, reconocida psicoanalista de niños, profesora de posgrado de la UBA y directora de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Niños de la UCES en convenio con la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.
“Hay un problema muy serio porque se reduce la diferencia en los chicos a categorías psicopatológicas. No se hace un diagnóstico sutil y diferencial como se requiere en estos casos. Y se recurre a la medicación rápidamente”, opinó Marisa Rodulfo, otra prestigiosa especialista, profesora de Clínica de Niños y Adolescentes y docente de posgrado de la Facultad de Psicología de la UBA.
Benasayag, Janin, Rodulfo y Dueñas junto con la doctora en psicoanálisis Silvia Bleichmar y el neuropediatra Jaime Tallis, coordinador del Equipo Interdisciplinario en Aprendizaje y Desarrollo del Hospital Durand, elaboraron un documento que alerta sobre “el auge que ha tomado en los últimos años la patologización y medicalización de la infancia”. El texto, que fue entregado en el Ministerio de Salud de la Nación, se ha convertido en un “Consenso de Expertos sobre el llamado ADD/ADHD” al que han adherido ya casi un millar de especialistas de todo el país, entre ellos de la Sociedad Argentina de Pediatría, de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, del Colegio de Psicopedagogía de Santa Fe, de los hospitales de niños Garrahan y Ricardo Gutiérrez, de la UBA, entre otras instituciones abocadas al tema.
Puntualmente, objetan el extendido diagnóstico del ADD/ADHD y la prescripción indiscriminada de metilfenidato y otras drogas para su tratamiento: debe ser “el recurso último y no el primero”, señalan. Además, advierten sobre los efectos adversos de estos psicofármacos en la salud infantil, con cuadros que ya se están observando en las aulas y en los consultorios, luego de más de una década de diagnóstico de este cuestionado síndrome. “Los chicos que vienen medicados desde hace años con metilfenidato empiezan a tener tics, cuadros depresivos, trastornos de la alimentación. Algunos pierden el apetito. He visto a un chico de primer grado bajar siete kilos. Otros tienen dolores de cabeza o molestias urinarias: a veces te das cuenta de que está medicado por la cantidad de veces que va al baño en el día”, señaló Dueñas.
–¿Existe o no el ADD y ADHD? –le preguntó Página/12 a Benasayag.
–Lo que no se puede decir es que sea una nueva patología, como sostienen muchos. Se trata del viejo conjunto de síntomas conocidos con Disfunción Cerebral Mínima en chicos, publicado en febrero de 1973. Este cuadro recibió múltiples denominaciones a lo largo del tiempo. Sucede que están englobando bajo esas siglas distintas situaciones cuyo tratamiento no requiere medicación –explicó el neuropediatra, que fue profesor en la Facultad de Medicina de la UBA.
A pesar de cada vez se conoce más sobre los riesgos en los chicos de las drogas usadas en el tratamiento del llamado Trastorno de Déficit de Atención y crece el número de especialistas en el país que se opone a su prescripción indiscriminada, las ventas de los laboratorios siguen en alza. Los informes del Indec sobre la industria farmacéutica muestran que la facturación anual de los psicoanalépticos (en su mayor parte corresponden al metilfenidato, pero también incluye a la atomoxetina) llegó en 2005 a 153.581.000 pesos (a precios corrientes de salida de fábrica, sin IVA), cuando en 2004 fue de 100.678.000 pesos. Cuatro años atrás, en 2001, había sido de 89.585.000 de pesos.
Pagina 12, Martes 17 de Octubre --> http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-74605-2006-10-17.html
Saturday, October 14, 2006
F. Nietzsche - La Razon en la Filosofia
Extraido de "El Ocaso de los Idolos" Por F. Nietzsche, Cap. 4 "La Razon en la Filosofia", Punto 1, Pag. 22.
Thursday, October 12, 2006
Perez Celis - Sangre
- —Usted no sabe cómo es una obra antes de.
- —No.
- —¿Nunca frente a una tela en blanco sabe cómo va a quedar?
- —No. Porque si uno lo sabe, está trabajando inexorablemente con el pasado. Lo que usted sabe es el pasado. Y si usted quiere una obra nueva, no puede trabajar con el pasado. El tipo que tiene toda la obra en la cabeza, para mí, es un ilustrador. Está comunicando algo que sabe, es como un afiche, está bien, pero el arte trasciende el tema. Trasciende el tema y trasciende el tiempo porque la interpretación de esa obra va variando con los siglos. No se siente hoy lo mismo frente a un cuadro de El Greco que lo que alguien podía sentir hace cien años o en el siglo XVI, cuando él pintaba.
- —¿Y la palabra "idea"?
- —Está muy bien para la publicidad. Hay que vender un producto determinado, se busca una idea, se desarrolla, se vende ese producto. Pero si al poco tiempo quiere seguir vendiendo ese producto, tiene que cambiar de idea. Porque la idea tiene corto alcance, se gasta. En cambio, dos manzanas de Cézanne o un retrato de Rembrandt, como idea, son nada. Sin embargo, tienen algo más profundo que los hace trascendentes y permanentes.
- —¿Y qué es eso?
- —Sangre.
- —¿Eso es lo que tiene que tener un cuadro?
- —Sangre. A mí de un cuadro ya no me importa si está bien pintado, mal pintado, si es una buena idea: me importa que tenga sangre. La sangre usted la siente al margen de todo eso.
Extraido de la Revista Ñ. Entrevista Completa en http://www.cultura.clarin.com/suplementos/cultura/2005/04/30/u-966637.htm
Saturday, October 07, 2006
Manifiesto Nro. 1*
Atención!!
Todo acto de imposición de nombre a una obra, implica una acción coercitiva sobre la imaginación del público, atándolo así a una de las tantas imágenes o sensaciones que esta podría despertar. Se impone de esta manera la visión del autor por sobre la del publico, remplazando el libre vuelo de nuestra imaginación por un mutismo absoluto, un llamado al silencio que subvierte las bases mismas de nuestra individualidad quitándole el sentido a nuestra existencia.
Como el autor no pretende caer en la contradicción que el avasallamiento de la imaginación ajena significaría –ya que estaría en definitiva negando el libre vuelo del que ha nacido su obra y el mismo--, y además considera que de hacerlo estaría incurriendo en un nocivo abuso de poder, le propone a UD que le de a cada obra el nombre que su imaginación le dicta, dándole así alas a la misma en lugar de quitárselas.
Que “la imaginación llegue al poder” es algo que solo de cada uno de nosotros depende. ¿Que mejor manera de lograrlo que mediante el libre ejercicio de esta?. ¿Qué mejor lugar y momento para hacerlo realidad que el que esta a punto de evadirlo mediante el próximo giro de las agujas?
[Escrito con motivo de la Exposicion "Otros Mundos". En la misma las obras en lugar de llevar su nombre llevaban un cartelito con su tecnica y dimensiones en el que podia leerse: "Ejerza su poder: Dele un Nombre".]
Thursday, October 05, 2006
Critica al analisis sociologista de arte*
Desde mi punto de vista: arte = trabajo no alienado
Para mi la cosa pasa por el regocijo que me produce mientras la hago y cuando la veo terminada. La sensibilización y expansión mental que siento en ese lapso de tiempo es orgásmico-extasiante. Nada tan hermoso como ese instante en el que decís: "ya esta.. no te toco más.. me gustas así.. te quiero así.. sos así.. soy así.." Una ves dicho ya esta.
Cierto es que mirarla trae esos recuerdos y gusta, pero la obra actual se me impone x ser presente en lugar de recuerdo.
También puede que el reconocimiento por parte de algunas personas que llegan a entender lo creado agrade o disguste, pero al lado de lo sentido en el momento de la creación.. es un poroto. Y Aunque dicho reconocimiento pueda influir en cierta forma, dependiendo de la personalidad de cada uno el cuanto influye, lo veo muy distante de ser la finalidad en si del arte.
Lo relatado no es más que una fenomenologia de lo vivido al "crear". Debo admitir que conozco gente para la que la finalidad de lo que hacen es el reconocimiento, pero no se encuentran a si mismos en lo que hacen, ni logran una conexión con su obra. Y realmente x más que me esfuerce me cuesta mucho verlo como arte, en lugar de encontrar vida en sus obras encuentro la expresión de la propia alineación, de la entrega al otro para que este defina al autor. En pocas palabras: noto una diferencia tajante entre aquel que habiendo hecho algo que le gusta sale hacia afuera a compartirlo, a intentar generar en otros el goce que genera en el; y aquel que muestra lo que no lo convence con la intención de recibir un feedback positivo que llene ese vació que el no es capaz de llenar por si mismo.
Yendo al texto en cuestión, creo que la mayoría de los análisis respecto del arte se centran mucho en la finalidad social del arte, el arte como comunicación, y en lo idolatra o no que para uno pueda ser el feedback con la sociedad. Poniendo como motor para la creación a la búsqueda del efecto psicológico que dicho feedback social pueda llegar a tener en el artista, olvidado totalmente que en lugar de semejante teleología puede existir también una finalidad y realización en el acto de crear mismo.
Si estoy de acuerdo en el hecho de que los efectos de dicho feedback, si es que existe ya que uno puedo no mostrarle a nadie sus cosas, condicionan en cierta manera al artista. Pero creo que centrarse solo en espectro social da como resultado una visión parcializada del tema, y deja afuera no solo ciertos aspectos psicológicos que pueden llevar a crear, si no también a gran cantidad de gente que crea y su motivación no encaja en el crear para otros.
Más allá de eso, el texto y sus conclusiones son acordes a su premisa de que "uno escribe para un público". La critica pasa por el si esa premisa no produce un recorte que viola la naturaleza del objeto de estudio.
Escrito en el foro de poesiaurbana.com.ar en respuesta a un análisis sociológico sobre el arte que limitaba este a la relación autor-publico dejando por fuera un gran espectro de cosas esenciales a la hora de poder opinar sobre el mismo.
Condensa una gran cantidad de ideas sobre como veo el arte, y siempre lo guarde para tomarlo como base para ponerlas en limpio y pulirlas.. pero bueno.. eso es cuenta pendiente.
Wednesday, October 04, 2006
F. Nietzsche - De los caminos del hombre creador
Dice el Rebaño: "El que busca, facilmente se pierde. Todo aislamiento es culpa". Y durante mucho tiempo formaste parte del rebaño.
Tambien en ti seguira hablando la voz del rebaño. Y cuando digas: "Mi conciencia ya no es la vuestra colectiva", tus palabras sonaran como dejos de lamento y dolor.
Mira que este mismo dolor sera un eco de esa conciencia colectiva; y en tu afliccion brillaran aun los postreros reflejos de dicha conciencia.
Mas, ¿te propones recorrer el camino de tu afliccion, que es el camino que ha de conducirte a ti mismo? Pues ¡demuestrame tu derecho y fuerza para tentar empresa semejante!
¿Eres una fuerza nueva y un derecho nuevo?, ¿un movimiento inicial?; ¿una rueda que gira espontaneamente? ¿Eres capaz de obligar a las estrellas a rodar alrededor de ti?
¡Ay, abunda mucho la concupiscencia de lo alto! ¡Abundan mucho los aspavientos de los ambiciosos! ¡Demuestrame que no figuras entre los concupiscentes y los ambiciosos!
¡Ay, abundan los grandes pensamientos que no hacen mas que cualquier fuelle: inflando vacian!
¿Te llamas libre? Me interesa tu idea dominante, no que has sacudido un yugo.
¿Eres uno de esos que tienen derecho a sacudir un yugo? Mas de uno repudio su unico valor al repudiar su servidumbre.
¿Libre de que? ¡Que le importa esto a Zaratustra! Tus ojos han de pregonar con gallardia: ¿libre para que?
¿Eres capaz de fijarte por ti mismo tu bien y tu mal y suspender sobre ti la ley de tu propia voluntad? ¿Eres capaz de ser tu propio juez y el guardian de tu propia ley?
¡Terrible es el estar a solas con el juez y guardian de la propia ley! Es como cuando una estrella es proyectada dentro del espacio pavoroso y el soplo frio de la soledad.
Por tu soledad, hoy sufres aun por los muchos; hoy tienes aun tu valor y tus esperanzas.
Pero dia llegara en que te agobiara la soledad, en que se doblegara tu orgullo y gemira tu valor. Dia llegara en que gritaras: "¡Estoy solo!"
Llegara el dia en que habras perdido de vista tu altura y tu bajeza la veras harto cerca de ti; y tu misma sublimidad te espantara como si fuese un fantasma. Dia llegara en que gritaras: "¡Todo es falso!"
¡Sentimientos hay empeñados en matar al hombre solitario! si no lo logran, ¡ellos mismos tienen que morir! Pero, ¿eres capaz de ser un asesino?
¿Conoces ya, hermano, la palabra "desprecio"? ¿Y el tormento de tu justicia consiste en hacer justicia a los que te desprecian?
Obligas a muchos a cambiar de parecer respecto de ti, por eso estan furiosos contigo. Te acercaste a ellos y sin embargo pasaste de largo; esto no te lo perdonan.
Te elevas por encima de ellos. Pero a medida que subes, el ojo de la envidia te ve cada vez mas pequeño. Y el odio mas enconado se ceba en el que vuela.
"¡Como podriais vosostros ser justos conmigo!", debes decir: "Elijo vuestra injusticia como la parte que me corresponde".
Arrojan injusticia e inmundicia al hombre solitario; pero no por eso has de brillar menos para ellos si quieres ser una estrella, hermano.
¡Y cuidado con los buenos y los justos! Estan prontos a clavar la cruz a quienes se inventan su propia virtud; odian al hombre solitario.
¡Cuidado tambien con la santa ingenuidad! Repudia ella todo lo que no es ingenuo, y le gusta jugar con el fuego... de las hogueras.
¡Y cuidado, por ultimo, con los arrebatos de tu amor! Demasiado presto es el solitario en tender la mano al que encuentra en su camino.
Gentes hay a las que no debes tender la mano, si no la zarpa; y que tu zarpa tenga las uñas bien afiladas.
Mas el peor enemigo que pueda salirte al paso seras siempre tu mismo; tu mismo te asechas en cuevas y bosques.
¡Solitario, recorres el camino que ha de conducirte a ti mismo! ¡Y por este camino pasas junto a ti mismo y tus siete demonios!
Te apareceras a ti mismo como un hereje, un brujo, un adivino, un loco, un esceptico, un depravado y un malvado.
Debes tener la voluntad de consumirte en tu propia llama. ¡Como podrias renacer sin antes haber quedado reducido a ceniza!
¡Solitario, recorres el camino del creador! ¡Quieres crearte un dios con tus siete demonios!
¡Solitario, recorres el camino del amante! Te amas a ti mismo, y asi te desprecias como solo desprecian los que aman.
¡El que ama ansia crear, porque desprecia! ¡Que sabe del amor quien no ha tenido que despreciar precisamente lo que amaba!
Retirate a tu soledad, hermano, llevando contigo tu amar y tu crear; solo mucho mas tarde te seguira la justicia remisa.
Retirate a tu soledad, hermano, llevando contigo mis lagrigas. Amo al que quiere superarse creando y asi se encamina a su ocaso."
Asi hablo Zaratustra.
(F. Nietzsche)
Tuesday, October 03, 2006
V. Kandinsky - De lo espiritual en el arte
Asi vemos por fin (y esto tiene una importancia enorme para todas las epocas y especialmente para la nuestra) que lo personal, el estilo (y tambien accesoriamente lo nacional) no se consiguen intencionadamente, ni tienen tampoco la importancia que hoy se les atribuye. Y se ve que la afinidad general de las obras, que no se debilita con los siglos, si no que se potencia mas y mas, no radica en el exterior, en lo externo, si no en la raiz de las raices, en el contenido mistico del arte. La sumision a la
Sus ojos abiertos deben mirar hacia su vida interior y su oido prestar siempre atencion a la nececidad interior. Entonces sabra utilizar con la misma facilidad los medios permitidos y los prohibidos.
Este es el unico camino para expresar la nececidad mistica.
Todos los medios son sagrados, si son interiormente necesarios.
Todos los medios son sacrilegos si no brotan de la fuente de la nececidad interior.
Por otro lado, aunque hoy se teorice hasta el infinito sobre este tema, la teoria es prematura en el detalle. En el arte la teoria nunca va por delante y arrastra tras de si a la praxis, sino que sucede lo contrario. En el arte todo es cuestion de intuicion, especialmente en los comienzos. Lo artisticamente verdadero solo se alcanza por la intuicion, especialmente al iniciarce un camino. Aun cuando la construccion general se puede lograr mediante la teoria pura, el elemento que constituye la verdadera escencia de la creacion nunca se crea ni se encuentra a traves de la teoria; es la intuicion quien da vida a la creacion. El arte actua sobre la sensibilidad y, por lo tanto, solo puede actuar a traves de la sensibilidad. El calculo matematico y la especulacion deductiva, aunque se basen en medidas seguras y pesos exactos, nunca produciran resultados artisticos. No se pueden formular matematicamente esas medidas, ni se encuentran esos pesos.
Las medidas y las balanzas no estan fuera sino dentro del artista y constituyen lo que podriamos llamar su sentido del limite, su tacto artistico.
Kandinsky, "De Lo espiritual en el Arte", Pags 68 y 69, Ed. Paidos, 2003.
Sunday, October 01, 2006
C. R. Rogers - Ideas personales sobre la enseñanza y el aprendizaje
13
IDEAS PERSONALES SOBRE LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE
Este es el capitulo mas breve del libro, pero si mi experiencia tiene valor, es también el mas explosivo. Su historia (a mi juicio) es bastante divertida.
Con varios meses de anticipación, me había comprometido a participar en una asamblea organizada por la Universidad de Harvard sobre el tema "La influencia sobre la conducta humana; su enfoque en el aula". Los organizadores me solicitaron que preparase una demostración de "enseñanza centrada en el alumno", es decir, enseñanza basada en los principios terapéuticos aplicados a la educación. Pensaba que seria muy artificial y poco satisfactorio pasar dos horas tratando de ayudar a un grupo intelectualizado a decidir cuales eran sus propios propósitos y responder a los sentimientos que surgieran en sus miembros, de modo que no sabia que decirles.
En ese momento viaje a México para pasar mis vacaciones de invierno; allí pinte, escribí, tome fotos y me sumergí en las obras de Soren Kierkegaard. Estoy seguro de que su honestidad al llamar las cosas por su nombre influyo sobre mi más de lo que yo mismo creía.
Cuando se aproximo la hora de volver debí enfrentarme con mi obligación. Recordé que en ciertas oportunidades había logrado iniciar en clase discusiones muy significativas, expresando alguna opinión muy personal, y que luego había tratado de comprender y aceptar las reacciones y sentimientos, a menudo muy dispares, que despertaba en el auditorio. Esta me pareció una manera adecuada de cumplir con el compromiso contraído en Harvard.
Por consiguiente, comencé a escribir, con la mayor honestidad de que era capaz, acerca de mis experiencias en la enseñanza --según la definición que dan los diccionarios de esta palabra--, e hice lo mismo con mi experiencia respecto del aprendizaje. Me aleje mucho de los psicólogos, educadores y colegas cautelosos; simplemente exprese lo que sentía, con la seguridad de que si estaba equivocado, la discusión me ayudaría a corregirme.
Puedo haber sido ingenuo, pero no pensé que el material fuera explosivo. Después de todo, los miembros de la asamblea eran docentes accesibles y capaces de autocrítica y los vinculaba su interés común por el método de discusión en el aula.
Cuando estuve frente a ellos expuse mis puntos de vista tal como figuran mas adelante; eso no me llevo mucho tiempo, y en cuanto termine declare abierta la discusión. Esperaba una respuesta, pero no precisamente el tumulto que se desato, ya que se manifestaron sentimientos muy intensos: muchos sintieron que yo representaba una amenaza para su trabajo, que en realidad me había expresado mal y que yo mismo no debía creer en algunas de las cosas que dije, pero se oyó también una que otra tímida voz de aprobación por parte de alguien que había sentido las mismas cosas que yo, pero nunca se había animado a expresarlas.
Me permito decir que ni un solo miembro del grupo recordó que se trataba de una reunión programada para tratar el tema de la enseñanza centrada en el alumno, pero espero que al pensar en ella cada uno haya advertido que vivió una experiencia de esa enseñanza específicamente. En aquella ocasión rehusé defenderme replicando a las preguntas y ataques provenientes de todos los ángulos; en cambio, me esforcé por aceptar y empatizar con la indignación, frustración y criticas que surgían de los participantes; señale que solo había expresado algunos puntos de vista muy personales y que no había solicitado ni esperado que los demás estuvieran de acuerdo. Después de la tormenta, los miembros del grupo comenzaron a expresar con mayor franqueza sus propios puntos de vista acerca de la enseñanza; con frecuencia estos diferían radicalmente entre si y también de los míos. Fue una sesión estimulante, y me pregunto si alguno de los participantes habrá podido olvidarla.
Por la mañana siguiente, cuando me disponía a abandonar la ciudad, escuche uno de los comentarios más significativos, proveniente de uno de los miembros de la asamblea. Todo lo que dijo fue: "Por usted, mucha gente no durmió anoche."
Nunca intente publicar este pequeño fragmento. Mis ideas sobre la psicoterapia ya me habían convertido en una "figura controvertida" entre psicólogos y psiquiatras, y no tenia interés alguno en agregar a los educadores en la lista. Sin embargo, los miembros de la asamblea reprodujeron y difundieron mi exposición, de manera que varios años mas tarde, dos revistas solicitaron permiso para publicarla.
Después de esta larga reconstrucción histórica, tal ves el capitulo mismo sea una desilusión. Personalmente, nunca creí que fuera incendiario. Expresa algunos de mis criterios más profundos sobre el problema de la educación.
Deseo presentar algunas breves observaciones; espero que si provocan cierta reacción en ustedes, ello me ayude a esclarecer mis propias ideas.
Me resulta muy difícil pensar, sobre todo cuando pienso en mis propias experiencias y trato de captar su significado inherente y más genuino. En un comienzo el pensamiento resulta muy gratificante, porque parece descubrir el sentido y la armonía de una multitud de acontecimientos separados; pero pronto se vuelve desalentador, porque advierto que esos pensamientos, tan valiosos para mi, pueden parecer ridículos a la mayoría de las personas. Mi impresión es que cuando trato de encontrar el sentido de mi propia experiencia, esta casi siempre me conduce en direcciones que otros consideran absurdas.
Por consiguiente, en los próximos minutos tratare de resumir el significado que ha tenido para mí mi experiencia en el aula y en la terapia individual y grupal. Mis palabras no pretenden ser conclusiones para otros, ni deseo proponerlas como guía. Son solo los significados provisionales de mi experiencia hasta abril de 1952 y algunas de las difíciles cuestiones que plantea su carácter absurdo. Presentare cada idea o significado en un párrafo individual, no porque requieran un orden lógico particular, sino porque cada una tiene para mi su propia importancia.
a. Considerando los propósitos de esta asamblea, la siguiente idea bien puede figurar en primer lugar: Mi experiencia me dice que no puedo enseñar a otra persona como enseñar. En última instancia, intentar algo así resulta inútil.
b. Pienso que cualquier cosa que pueda enseñarse a otra persona es relativamente intrascendente y ejerce poca o ninguna influencia sobre la conducta. Esto suena tan absurdo que no puedo evitar cuestionarlo en el mismo momento en que lo enuncio.
c. Cada vez estoy más convencido de que solo me interesa el aprendizaje capaz de influir significativamente sobre la conducta. Tal vez esto no sea más que un punto de vista personal.
d. He llegado a sentir que el único aprendizaje que puede influir significativamente sobre la conducta es el que el individuo descubre e incorpora por si mismo.
e. El aprendizaje basado en el propio descubrimiento, la verdad incorporada y asimilada personalmente en la experiencia, no puede comunicarse de manera directa a otro. En cuanto el individuo, a menudo con un entusiasmo muy natural, trata de transmitir esa experiencia de modo inmediato, la transforma en enseñanza y sus resultados pierden trascendencia. Hace poco me sentí aliviado al descubrir que Soren Kierkegaard, el filosofo dinamarqués, llego a la misma conclusión mediante su propia experiencia y la expreso con gran claridad hace un siglo, lo cual confiere mayor lógica a mi enunciado.
f. Como consecuencia de lo anterior, advierto que he perdido el interés en ser un educador.
g. Cuando trato de enseñar, los resultados a veces me espantan, ya que además de ser incoherentes, en ocasiones la enseñanza parece tener éxito. Cuando esto sucede veo que las consecuencias son perjudiciales: el individuo desconfía de su propia experiencia y esto impide el aprendizaje significativo. Por consiguiente, he llegado a sentir que los resultados de la enseñanza son intrascendentes o bien dañinos.
h. Cuando reviso los resultados de mis experiencias pasadas en el terreno de la enseñanza, todos me parecen iguales: hubo un perjuicio o bien no ocurrió nada significativo, lo cual es francamente perturbador.
i. Por consiguiente, pienso que solo me interesa aprender, incorporar preferiblemente cosas importantes que ejerzan una influencia trascendente sobre mi propia conducta.
j. Me enriquece aprender, ya sea en grupos, en relaciones con otra persona --como en la terapia-- o por mi propia cuenta.
k. Pienso que una de mis mejores maneras de aprender --pero también una de las más difíciles-- consiste en abandonar mis propias actitudes de defensa, al menos temporariamente, y tratar de comprender lo que la experiencia de la otra persona significa para ella.
l. Otra de mis maneras de aprender consiste en plantear mis propias incertidumbres, tratar de esclarecer mis dudas y acercarme así al significado real de mi experiencia.
m. Todo ese conjunto de experiencias y los significados que hasta ahora he descubierto en el parecen haberme lanzado a un proceso fascinante, que a veces me inspira temor. Consiste en dejarme llevar por mi experiencia, en un sentido que parece ser progresivo, hacia objetivos que apenas puedo discernir, mientras trato de comprender al menos el sentido básico de esa experiencia. Tengo una sensación de flotar en la compleja corriente de la experiencia con la posibilidad fascinante de comprender su complejidad siempre en transformación.
Temo haberme alejado de cualquier tipo de discusión acerca del aprendizaje o de la enseñanza. Permítaseme introducir una observación practica: en si mismas, estas interpretaciones de mi propia experiencia pueden parecer extrañas y desviadas, pero no particularmente sorprendentes. Al comprender sus implicaciones, tiemblo al advertir cuanto me he alejado del mundo del sentido común, que todos consideran correcto. La mejor manera de ilustrar esto es decir que si las experiencias de otros hubieran coincidido con las mías, y si los demás hubieran descubierto en ellos los mismos significados que yo, podrían deducir muchas consecuencias:
a. Esta experiencia implicaría nuestro abandono de la enseñanza. Aquellos que desean aprender se acercarían unos a otros para hacerlo.
b. Dejaríamos de lado los exámenes, ya que solo evalúan el aprendizaje de tipo intrascendente.
c. Por la misma razón, dejaríamos de calificar con notas.
d. también abandonaríamos los títulos para evaluar la eficiencia de las personas, puesto que un titulo señala un fin o la conclusión de algo, mientras que el que aprende solo se interesa en el proceso continuo de aprender.
e. abandonaríamos el enunciado de conclusiones, ya que estas no son capaces de pronunciar enseñanzas significativas.
Opino que debo finalizar en este punto, o correré el riesgo de perderme en fantasías. Lo que mas deseo saber es si hay algo en mi pensamiento interior, tal como he intentado describirlo, que evoque la experiencia que otros han vivido en el aula, y en tal caso, cuales son los significados que para esas personas existen en su experiencia.
Carl R. Rogers, "El proceso de Convertirse en Persona", Ed. Paidos, Cap 13, Pags. 241 a 245.